23 diciembre - Inversión de impacto
Inversión de impacto: ¿una prioridad en decadencia o compromiso duradero?
La inversión de impacto puede alinear resultados tangibles con resultados financieros, lo que la convierte en una posible vía para recuperar la confianza en las finanzas sostenibles.
La dinámica está cambiando y las prioridades se están redefiniendo. Gobiernos, empresas e inversores están replanteándose su asignación de recursos. En este entorno, la inversión de impacto hace frente a una cuestión importante: ¿sigue siendo un compromiso a largo plazo o corre el riesgo de convertirse en una prioridad secundaria?
1. Tiempo de cambios
La fragmentación geopolítica está reconfigurando de forma fundamental las prioridades globales. Los Gobiernos que alguna vez colocaron la sostenibilidad y el riesgo climático como prioridad en sus agendas están reajustando cada vez más su postura hacia la seguridad nacional, la resiliencia comercial y la soberanía tecnológica. Las empresas se ven obligadas a adaptarse con celeridad: garantizar el acceso a la energía y las materias primas críticas, reforzar la ciberseguridad y acelerar la innovación tecnológica.
Sin embargo, el riesgo del cambio climático está pasando a ser un riesgo financiero. El aumento de la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos está provocando importantes pérdidas económicas en todo el mundo, exponiendo así vulnerabilidades en todas las cadenas de valor. Los modelos de negocio deben evolucionar para hacer frente a las limitaciones de los recursos naturales, integrar los riesgos relacionados con el clima y construir infraestructuras resilientes capaces de operar en nuevas realidades ambientales.
Con unos presupuestos públicos cada vez más limitados, el papel del capital privado se torna aún más esencial. La financiación de la transición a un modelo económico más sostenible y seguro depende en gran medida de los inversores, y la demanda sigue creciendo en torno a estrategias de impacto capaces de demostrar contribuciones cuantificables a los objetivos sociales y medioambientales. La inversión privada no solo es complementaria de la acción pública, sino que es fundamental para posibilitar un cambio sistémico a largo plazo.
2. La inversión de impacto inicia su próximo capítulo
Los inversores están empezando a fijarse en estrategias basadas en resultados que demuestran lo que el capital está logrando realmente, no solo lo que se está midiendo. Los resultados tangibles se están convirtiendo en un elemento fundamental para los inversores, y las estrategias de impacto son una de las mejores formas de satisfacer esta expectativa.
La primera década de inversión de impacto aumentó la concienciación sobre los factores externos y abrió una vía más directa para alinear el capital con los objetivos generales de sostenibilidad. La fase actual tiene que ver con la ejecución: financiar empresas y proyectos que aborden necesidades concretas en materia de energía, eficiencia de recursos, salud, educación, inclusión digital e infraestructura social.
La inversión de impacto está evolucionando hacia una disciplina más rigurosa basada en:
- Intencionalidad: objetivos claros y teorías de cambio.
- Capacidad de cuantificación: valores de referencia definidos, KPI relevantes[1] y verificación independiente.
- Rendición de cuentas: incentivos y gobernanza que vinculen los resultados con los términos financieros.
- Justificación económica: las estrategias tienen por objeto generar rentabilidades competitivas, no rentabilidades concesionarias.
Las estrategias de impacto en renta variable y renta fija se están expandiendo mediante asignaciones específicas y una gestión responsable activa. Sin embargo, siguen existiendo retos clave: demostrar adicionalidad (valor incremental) en los mercados públicos y garantizar datos de impacto coherentes y fiables. Los activos públicos pueden escalar el alcance del impacto, pero los mercados privados siguen ofreciendo las palancas más profundas para la intencionalidad y el cambio cuantificable.
Los activos de impacto gestionados en los mercados privados han seguido creciendo en los últimos años, a pesar de que el relato general de la sostenibilidad se ha tornado más controvertido. En los mercados privados, actualmente el mayor segmento de inversión de impacto, los activos han crecido a una TCAC de aproximadamente el 21% en los últimos cinco años[2], lo que demuestra que el capital no está retrocediendo, sino que se está volviendo a centrar en estrategias en las que el impacto puede demostrarse y alinearse con el rendimiento financiero a largo plazo.

3. Por qué los mercados privados son tan adecuados para el impacto
En el marco de este panorama de maduración, los mercados privados —y especialmente el capital riesgo— están emergiendo como uno de los instrumentos más eficaces para generar impacto. En particular, cuatro características hacen destacar al capital privado:
- Influencia y acceso: Los derechos de gobernanza del capital riesgo y los pactos de deuda privada hacen que los inversores se sitúen directamente en las palancas operativas del cambio. La propiedad activa no es opcional, está estructuralmente integrada. Los inversores pueden trabajar junto con los equipos directivos en materia de estrategia, inversión en inmovilizado, estructura de capital y hojas de ruta de sostenibilidad.
- Personalización: Los instrumentos de financiación incluyen KPI materiales (tC02e/tonelada,[3] kWh/m2,[4] fugas de agua, indicadores de mano de obra, datos de reciclaje), con líneas de base claras, requisitos de verificación y vías por fases.
- Adicionalidad: Inicialmente, la inversión de impacto financiaba proyectos que de otro modo no habrían encontrado financiación, lo que aumentaba la concienciación. Hoy en día, las consideraciones de impacto están pasando a ser catalizadores fundamentales de las decisiones empresariales —desde la electrificación y la eficiencia industrial hasta los materiales circulares y los sistemas de agua— para las que resulta poco probable que los prestamistas convencionales o los presupuestos públicos satisfagan la necesidad.
- Ajuste y medición del horizonte temporal: Los periodos de inversión plurianuales se ajustan al tiempo necesario para la transformación real. Los marcos privados de información proporcionan acceso a datos pormenorizados, lo que hace que el impacto sea auditable, comparable y útil para la toma de decisiones de los inversores y las partes interesadas.
Estas características explican por qué se invierte una cuota creciente del capital de impacto en estrategias privadas: ofrecen una línea de visión más clara desde la inversión del capital hasta los resultados.
4. ¿Cómo se moviliza el capital riesgo para la economía del mañana?
En el marco de este panorama, el capital riesgo destaca como una de las formas más eficaces de traducir las intenciones de impacto en una transformación empresarial tangible.
El impacto en el capital riesgo ha evolucionado de un nicho impulsado por misiones a un enfoque básico para la transformación de la financiación. Con este enfoque, la creación de valor está vinculada a modelos de negocio que generan resultados sociales o medioambientales cuantificables, para los que la sostenibilidad pasa a ser uno de los catalizadores del beneficio financiero.
El capital riesgo de impacto escala soluciones de alto impacto en áreas como la generación y almacenamiento de renovables, edificios e industria eficientes energéticamente, capacidad de producción circular, cadenas de suministro sostenibles y rendición de cuentas en el capital natural. También ayuda a las empresas existentes a adaptarse a las limitaciones de recursos financiando inversiones de capital de transición y cambios operativos específicos para cada proyecto.
Más allá del clima, los cambios demográficos y la limitación de los presupuestos públicos generan necesidades urgentes de financiación. El capital riesgo de impacto está respaldando cada vez más la infraestructura social, desde redes sanitarias asequibles y tecnologías educativas hasta plataformas de inclusión digital.
La evidencia hasta la fecha sugiere que las estrategias de impacto en capital riesgo no penalizan la rentabilidad estructural. En muchos casos, la exposición a tendencias de sostenibilidad a largo plazo y modelos de negocio más resilientes puede mejorar la solidez de los flujos de efectivo a lo largo del tiempo.

5. ¿Hacia dónde se dirige la inversión de impacto en 2026?
Con base en nuestro análisis y conversaciones con clientes, empresas y participantes del mercado, observamos varias tendencias clave que configurarán la inversión de impacto en 2026 y años posteriores:
- Impacto centrado en resultados. Mayor énfasis en bases de referencia creíbles, indicadores clave de rendimiento (KPI) y pruebas de una contribución significativa, por ejemplo, mediante la vinculación de las condiciones de financiación o las decisiones de inversión con reducciones cuantificables de la intensidad de las emisiones, mejoras en la eficiencia de los recursos o un mayor acceso a servicios esenciales como la atención sanitaria o la educación.
- Modelos de negocio resilientes. Las empresas de todos los sectores están replanteándose sus modelos operativos en respuesta a las limitaciones de recursos, la digitalización y las presiones climáticas. Quienes integran la eficiencia de los recursos, los datos y la tecnología y medidas de adaptación están reforzando su competitividad a largo plazo, lo que convierte a esta reinvención en una temática de inversión creciente.
- La innovación como catalizador del crecimiento. El crecimiento económico siempre ha dependido de la innovación, pero la inversión de impacto se centra en soluciones innovadoras para necesidades medioambientales y sociales específicas, no solo en modelos de negocio disruptivos. La economía del mañana dependerá de la energía limpia y el almacenamiento, la electrificación, los materiales circulares y con bajas emisiones de carbono, los sistemas de agua, la infraestructura digital y las soluciones basadas en la naturaleza: proyectos con grandes necesidades capital, de ciclo largo y con indicadores de impacto claros, bien adaptados al capital privado paciente y gestionado activamente. El respaldo tanto de los operadores innovadores como de los tradicionales a la hora de adaptar sus modelos permite a los inversores respaldar esta transición, al tiempo que vincula la creación de valor a resultados cuantificables en el mundo real.
- Los mercados privados captan nuevos flujos de inversión. El capital riesgo sigue liderando las asignaciones de impacto, mientras que la deuda privada de impacto está emergiendo como un complemento esencial, ya que utiliza estructuras vinculadas a la sostenibilidad para financiar inversiones de capital de transición e infraestructuras sociales.
- Los inversores institucionales dan un paso adelante. La inversión de impacto entre los titulares de activos institucionales está pasando de iniciativas dispersas a una asignación más sistemática y generalizada. Los grandes fondos de pensiones y las aseguradoras ya no se preguntan si invertir en estrategias de impacto, sino cómo escalarlas de manera creíble en todas las clases de activos, con una gobernanza, medición y pruebas más claras sobre el rendimiento financiero. En vista del tamaño de sus balances, incluso las asignaciones de impacto modestas pueden influir sustancialmente en la evolución de sectores y sistemas completos.
Invertir con impacto: el camino por delante
Nuestra pregunta es: ¿es la inversión de impacto un compromiso duradero o una prioridad en decadencia?
Creemos que las pruebas apuntan claramente en una dirección. La inversión de impacto es duradera, pero de otra forma: más centrada en los resultados, más exigente en términos de medición y rendición de cuentas, y más integrada en las estrategias de inversión básicas.
Los mercados privados, y en particular el de capital riesgo, están en el epicentro de esta evolución. Ofrecen la influencia, la flexibilidad y el horizonte temporal necesarios para convertir el capital en un cambio significativo a través del clima, la naturaleza, la inclusión y la innovación.
Para los inversores, la elección se centra menos en si añadir activos de impacto a una cartera, y más en cómo posicionar las carteras en un mundo en el que la sostenibilidad y la creación de valor a largo plazo están cada vez más interrelacionadas. En muchos sentidos, la inversión de impacto está contribuyendo a conformar la economía del futuro, redefiniendo cómo el capital impulsa la resiliencia, la innovación y el crecimiento a largo plazo. Quienes se adapten pronto no solo respaldarán una economía más resiliente y productiva, sino que también estarán mejor posicionados para aprovechar las oportunidades que esta nueva fase de la inversión de impacto puede ofrecer.