28 noviembre
Tierra Incógnita
El año 2024 termina con niveles récord para los índices bursátiles, impulsados por la fortaleza de determinados sectores como el tecnológico, una sólida recuperación económica y una moderación de los precios al consumo. La continuación del proceso de desinflación ha permitido el inicio de la flexibilización monetaria y ha proporcionado una brisa de aire fresco a los mercados financieros.
Este año también será recordado como excepcional, ya que casi la mitad de la población mundial acudió a las urnas. Este ciclo electoral ha puesto de relieve los desafíos y la inestabilidad que las democracias liberales han enfrentado durante varios años, particularmente en Europa. También ha fortalecido la posición de ciertos regímenes más autoritarios o liderados por líderes populistas, como lo ilustra la notable reelección de Vladimir Putin o el –menos predecible– regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
¿Qué esperar de la nueva administración estadounidense ?
Apenas elegido, el nuevo presidente de la primera potencia mundial ha marcado la pauta, con un gobierno anunciado que no deja dudas sobre la orientación política de los próximos cuatro años. Queda por ver si la administración Trump II cumplirá las promesas de campaña del candidato republicano, particularmente en términos de política migratoria, aumento de aranceles aduaneros y estímulo fiscal.
Si bien hereda una economía muy sana, ¿logrará Donald Trump mantener este impulso ? Unas medidas económicas demasiado fuertes podrían provocar un aumento de la inflación, un crecimiento lento y pesar sobre las economías exportadoras, particularmente en Europa y China, con la consecuencia de reacciones en cadena, como un plan de estímulo fiscal en China o un aumento de las tensiones en torno a Taiwán, así como posible flexibilización fiscal en Europa.
Europa y Estados Unidos en caminos divergentes
Socavada por sus incertidumbres políticas, ¿logrará Europa desarrollar una respuesta coherente a pesar de una aparente falta de liderazgo y la desaceleración del motor económico alemán ? Se vislumbraría una situación delicada si tuviera que afrontar un escenario complejo que implicara discusiones sobre las fronteras ruso-ucranianas en un marco internacional.
De momento, al menos una cosa es segura: la acentuación de las divergencias económicas entre Estados Unidos y Europa, en todos los frentes.
- En el frente monetario, el BCE, ante una desaceleración económica, debería continuar su ciclo de recortes de tipos con la posibilidad de realizar cuatro recortes adicionales en 2025. La política monetaria estadounidense podría verse influenciada por una administración que es a la vez inflacionaria e intervencionista. Aunque el presidente electo ha expresado su deseo de reducir la independencia de la Reserva Federal, Jerome Powell, cuyo mandato finaliza en mayo de 2026, seguirá firmemente anclado en sus compromisos.
- A nivel fiscal, si bien muchos países europeos pretenden reducir su déficit, la deuda pública en relación con el PIB debería mantenerse en torno al 90%. En Estados Unidos, el estímulo fiscal previsto por la administración Trump podría conducir a un aumento significativo del déficit y de la deuda pública, que podría alcanzar el 137% del PIB en diez años, un nivel comparable al de Italia hoy.
- A nivel regulatorio, la supervisión financiera europea sigue siendo un activo para la credibilidad de los bancos. En Estados Unidos, una posible relajación de las normas internacionales establecidas por el Comité de Basilea podría reavivar las preocupaciones sobre la solidez de los bancos medianos, como ocurrió en marzo de 2023. Además, el apoyo de Trump a las criptomonedas podría provocar cambios significativos dentro de la SEC, la autoridad reguladora financiera. En última instancia, si, en el corto plazo, una revisión de las normas prudenciales pudiera respaldar al sector bancario estadounidense, plantea interrogantes sobre los riesgos a más largo plazo.
El impacto transformador de las tendencias estructurales
Independientemente de las decisiones políticas a corto plazo y las incertidumbres geopolíticas, en 2025 será esencial permanecer atentos a las principales tendencias estructurales que impactan nuestras economías.
Pensamos en el envejecimiento de la población, que se está acelerando y es en gran medida resultado de los avances realizados en términos de longevidad. Este desafío demográfico requiere mayores inversiones en infraestructura, investigación médica y tecnologías innovadoras. También exige reformas estructurales para controlar mejor su impacto en las finanzas públicas.
Los efectos del cambio climático siguen sintiéndose en todos los continentes, con una fuerza y una materialidad cada vez mayores para nuestras sociedades y economías, en particular las más vulnerables. La reactivación de la producción de combustibles fósiles podría ejercer temporalmente una presión a la baja sobre los precios, reduciendo la competitividad de las energías renovables y desacelerando las inversiones verdes, el proceso de descarbonización debería continuar, incluso si se corre el riesgo de avanzar a diferentes ritmos según la región.
La innovación tecnológica sigue siendo un motor esencial. La revolución de la inteligencia artificial, aún en sus inicios, promete transformar profundamente nuestras sociedades. Desempeñará un papel clave, tanto a la hora de mejorar la calidad de vida de las poblaciones que envejecen como de acelerar la transición energética.
Oportunidades y desafíos para los inversores
En 2025, estas tendencias seguirán presentando oportunidades de inversión, pero también desafíos y riesgos (particularmente a nivel ético) que requerirán una selección rigurosa de los emisores. Las incertidumbres geopolíticas, combinadas con valoraciones ajustadas, provocarán un retorno de la volatilidad y la dispersión que favorecerán la gestión activa. En este contexto, las inversiones alternativas ofrecerán al inversor soluciones diversificadas y no correlacionadas.
2024 ha eliminado algunas incertidumbres relacionadas con las elecciones. 2025 podría traer sorpresas. Europa, en particular, se está preparando para nuevos momentos históricos, en particular con las próximas elecciones alemanas y, potencialmente, francesas. La cuestión clave será comprender el futuro al que se proyectan los pueblos del Viejo Continente, frente a las crecientes ambiciones del ogro ruso. Las democracias siempre pueden ganar si así lo desean.
Es con esta reflexión que les enviamos nuestros mejores deseos para un año 2025 lleno de prosperidad y paz. Nuestros equipos siguen totalmente comprometidos a trabajar para superar los desafíos futuros y aprovechar las oportunidades. Les invitaremos, a lo largo del mes de diciembre, a explorar una serie de análisis que ofrecen perspectivas estratégicas sobre las diez cuestiones esenciales a tener en cuenta para construir una cartera sólida y eficiente en 2025.